One
sábado, 7 de marzo de 2009 4:50 p. m.
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Te conté el hecho superficial que habia desatado que me angustie tanto y enseguida insinuaste que soy una caprichosa, egoísta y que nunca valoro nada. Y como no me sentía lo suficientemente angustíada de por sí, declaraste que mi problema era tal o cual cosa sin ni siquiera dejarme terminar de contarte que me pasaba. No es tan así. Y sumado a eso, me puse aún peor porque no me escuchas, pero no viene al caso. Aunque si, porque al fin y al cabo estoy acá sentada escribiendo porque no me escuchaste, bueno sí, escuchaste lo que dije, lo que quisiste y te quedaste en eso y enseguida derivaste a otro tema porque sentías que te estaba atacando. Asi que no, no me escuchaste. Sos de carne y hueso y no podes cambiar el mundo cada vez que Rocío se pone a llorar y se deprime, pero hoy en particular sólo quería que me escucharas lamentarme, ni más ni menos.

Resulta que soy de esas personas que viven con la idea de "y bueno, si voy a vivir una vez sola, porque no aprovecharla y hacer todo lo que quiero y me gusta?", por eso me pongo tan mal. Porque lamentablemente no tengo los medios suficientes como para vivir "dignamente" según mi utopía de vida lo predica, no porque no me alcanzan mis ahorros para comprarme la camisita que vi que me gustaba. Te quedaste en eso. Y va mucho más allá. Tristemente viví mi adolescencia en una burbuja en la que la gente valía únicamente si tenia la ropa más linda, las vacaciones más lindas en Europa, el celular más caro, las extensiones más largas. Y sí, naturalmente si no puedo tener la ropa más linda, las vacaciones en Europa. el celular más caro y las extensiones más caras no valgo nada. Sigue siendo algo más profundo que eso. Ya se que soy caprichosa y demandante de más porque casi nunca estoy conforme, y que en relación con mis 3 hermanos en ese sentido debo ser la más egoísta y a la vez la más beneficiada, pero desagradecida nunca. Lo que tengo vale oro. Por mucho que me queje, ustedes son todo y no cambiaría absolutamente nada de ninguno o de todo lo que compartimos día a día. Entonces me duele que me ataques diciendome que todavía no me viste usar el pantalón gris que me compraste en mayo del año pasado. Y por eso va más allá, porque no me angustié por la camisita, y encima me puse peor porque no podes ir más allá, ni siquiera me dejaste llegar a la parte en la que te explicaba porque estaba llorando como si me hubieran arrancado el alma: porque realmente me angustía pensar que vivo una sola vez en este mundo de porquería y estoy perdiendo tiempo en angustiarme por este tipo estupideces, y me angustia tener tantos planes y no poder realizarlos por vivir en un mundo en el que si no tenes plata no sos nada. Eso me angustía. Por eso entré a casa llorando, pero nunca te vas a enterar. Y no, ya sé, no es la culpa de nadie y tengo que tener paciencia. Como siempre.



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