Cuando todo estaba oscuro,
ay, cómo brillaba tu alma...
hoy se apagaron tus luces,
ya no te brilla nada.
Me convencías de todo,
me transmitías confianza,
de todo eso que era tuyo,
ya no te queda nada.
Hay que remar igual en subida
que en la bajada,
lo mismo es errarle a la salida
que a la llegada.
Ya no sobran como antes las ganas de abrazarte.
Ya no sobran como antes las ganas de mirarte...
ni de abrazarte, ni de mirarte.