La expresión de hoy nos sirve para darnos cuenta de que merece más la  pena centrar nuestra atención en pocas cosas y tenerlas bien cuidadas  que no intentar llegar a muchos sitios o llevar muchas cosas a la vez y  no poderlas atender con toda la atención que merecerían.  
Es decir, si intentamos poner nuestra atención en  demasiadas cosas (abarcar mucho) no podremos cuidar de todas ellas como  se merecen (no podremos apretarlas para tenerlas bien sujetas y  cuidadas), por lo que a veces es mejor renunciar a llevar más temas de  los que realmente podemos para no sentir la frustración después de no  poder atenderlos como se merecen.
Desde el otro día tengo una vocecita que me sigue repitiendo ese refràn. No me agrada.
Cualquier similitud con la realidad es mera coincidencia.